martes, 25 de noviembre de 2014

Lasaña de carne y níscalos

¡Hola a todos! hoy un traigo un plato un poco más laborioso pero muy muy rico y que siempre da muy buenos resultados. Cuando tengáis visita o queráis sorprender a alguien, hacer una lasaña es un plato que a prácticamente todo el mundo gusta. Y en esta ocasión, aprovechando el otoño he decidido añadirle unos níscalos muy típicos de mi tierra. ¡Espero que os guste!

Ingredientes:
Placas de lasaña
2 Huevos
1 Calabacín
2 Zanahorias
1 Cebolla
200 Gramos de setas/ níscalos
500 Gramos de carne picada
1 Bote de tomate frito
Sal, pimienta y aceite.

Para la bechamel vamos a necesitar:
Mantequilla
Leche
Harina
Sal

Tiempo de preparación: hora y media/ dos horas


Lo primero que necesitamos es cocer las placas de lasaña. Para ello, ponemos agua a calentar en una olla con un poco de aceite. Yo suelo aprovechar para cocer los huevos también al tiempo. Una vez que el agua empieza a hervir, introducimos en la olla las placas de lasaña una a una, con ayuda de una espumadera o cuchara de madera, para que no se peguen.  Las dejamos cocer unos 8-10 minutos. Transcurrido este tiempo, las sacamos de nuevo una a una y las ponemos a secar sobre un paño de tela limpio.

Es hora de comenzar con el relleno: pelamos, lavamos y cortamos todas las verduras en tacos pequeños Empezamos friendo la cebolla, cuando ha cogido un poquito de color añadimos la zanahoria y por ultimo el calabacín.
Cebolla, zanahoria y calabacín troceados.

Mientras se sofríe, salpimentamos la carne picada para añadirla seguidamente a la sartén. Cuando todo empiece a tomar un tono más dorado, añadimos las setas/níscalos (hay que aprovechar que estamos en temporada!). 5-10 minutos más tarde echamos el tomate frito, rociamos con vino blanco y lo dejamos todo un rato más en la sartén a medio fuego para que coja sabor y repose. Por último añadimos el huevo cocido en trocitos muy pequeños.

Estado del relleno de la lasaña antes de añadirle el tomate frito.

Antes de montar la lasaña os recomiendo que hagáis la bechamel. Para ello, en una olla ponemos a derretir la mantequilla. Cuando esté totalmente líquida vamos añadiendo la harina mientras que damos vueltas con una cuchara de madera para que se mezcle con la mantequilla derretida (seguramente se nos hagan pequeñas bolas). Cuando la mantequilla no absorba más harina empezamos a echar la leche sin dejar de dar vueltas para disolver las bolitas que se nos han formado antes. Yo suelo ir añadiendo la leche poco a poco para que no se quede demasiado líquida, eso ya a gusto de cada uno. Y no os olvidéis de echarle un poco de sal, o puede estropear todo el sabor de la lasaña. Para los más afortunados que hayan conseguido deshacer toda la harina en la leche simplemente dando vueltas con la cuchara de madera: enhorabuena! para todos los demás, no os preocupéis, la batidora es la solución.

Terminada la bechamel,¡ es hora de montar la lasaña! ahora es cuando nuestro trabajo ya va cogiendo forma: primero de todo, extendemos un poco de mantequilla (pero poco, ojo!) por todo el recipiente, para que no se nos pegue la lasaña. Y ahora es todo muy sencillo: una placa, un poco de relleno, una capa, un poco de relleno... y así hasta que queramos. Yo lo suelo utilizar dos capas y por encima la bechamel. Añadimos queso  ¡y a gratinar! en 10 minutos, nuestra lasaña estará lista para saborerarla. ¡Qué aproveche!

Lasaña de carne y níscalos ya servida en el plato
¡qué aproveche!



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